20 de mayo de 2015

Sobre la libertad de pensamiento y "para gustos los colores"


¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
                 -Albert Einstein (1879-1955), científico alemán nacionalizado estadounidense. 

 Ayer me sucedió uno de esos imprevistos que siempre intento evitar. Como todos sabrán, se dice por ahí que la manera correcta de pensar sería respetar las opiniones y opciones de los demás, siempre y cuando estas no afecten la integridad de ningún ser viviente. Bien, yo soy panameña, como se imaginarán aquí somos un crisol de razas. Debo decir que así es, pues yo tengo una mezcla de razas, ya que por parte de mi papá tengo descendencia inglesa y española, cubana y colombiana (tres o cuatro generaciones atrás) y por parte de mi mamá tengo descendencia india y española (varias generaciones atrás, cuatro o cinco). Por lo tanto, no práctico la cultura afroantillana, que es una de las más notorias dentro Panamá, incluso, soy de una provincia del interior (Chiriquí) de donde dicen que somos 'racistas' (esto no es cierto, aunque, como en todo el mundo, habrá racismo también ahí). Allí, a diferencia de las demás provincias, no tenemos una cultura muy arraigada o difundida dentro del país. Es decir, por supuesto que somos parte de Panamá y tenemos como nuestra la cultura panameña, pero un poco menos popular que en las  provincias centrales y Colón o Guna Yala, por ejemplo... En fin, no quiero alargar el cuento. La cuestión es que ayer estábamos celebrando el mes de la cultura afroantillana. Llevamos alimentos, vestimenta, etc. Este fue el problema: yo lleve torrijitas de bacalao, pues mi papá vivió toda su vida en un barrio donde le enseñaron a cocinar este tipo de comida (afroantillana) y se le da muy bien; sin embargo, desde el primer momento, le comenté al profesor que yo no practico esta cultura: en pocas palabras, no tengo ropa ni aspecto ni nada de negro, tampoco sé bien sobre sus costumbres ni me llaman la atención porque 'para mi gusto' son muy llamativas, al igual que la cultura indígena y  esto no quiere decir que las odie o las halle feas, ya que es indudable que esto es algo característico de toda Latinoamérica. Bien, hasta aquí mi introducción.

Estoy estudiando para ser profesora de español y ayer tuve una gran decepción, ya que algunos de mis profesores me dijeron unas frases, a mi parecer, mediocres. Una me dijo que para ser profesor de español hay que estar metidos en actividades, jolgorios, ser sumamente extrovertido entre otras cualidades. Con todo esto, me sentí mal, pero no por mí, sino por ella..., lo más triste del asunto es que todos, entre cuatro o cinco, le apoyaron. Entonces, el punto de esto que comento es protestar porque, antes que nada, no creo que mi profesión la defina el hecho de que yo sea introvertida o extrovertida o el hecho de que yo practique o siga una corriente o creencia u otra, ya habrá profesores que les guste participar de lleno en actividades culturales, en el sentido de estar metidos en el baile y el desorden, etc., yo, por mi parte, paso. En ese mismo instante me dije: "vaya, ¿en serio esta gente piensa así? ¿Mi profesión (profesora de español) la define el hecho de que sea extrovertida o el hecho de que yo sepa dar mis clases y posea conocimiento sobre mi materia?". Por supuesto, no voy responder una pregunta tan absurda como esta porque si me gustaran este tipo de actividades, ya hubiera yo estudiado folklor u organización y animación de eventos. Lo único que puedo decir es que, en vista de todo esto, a Panamá le falta mucho por aprender y cambiar de mentalidad, al igual que a otros países. Por otro lado, aunque esto sea simplemente un pequeño ejemplo que casi no llena las expectativas de mi discurso lo quiero utilizar porque es algo que me ocurrió y doy fe de esto.

Imagínense ese comportamiento, porque me censuraron por el solo hecho de no querer ponerme un gorro característico de esta cultura (me daba pena, no me gusta ese tipo de actividades, prefiero ser bajo perfil, nunca lo he hecho, ya que, en efecto, soy muy tímida y no me gusta llamar la atención de las personas "siempre he pensado que si fuera humorista o animadora me moriría de hambre" y eso nunca ha afectado mi índice académico o mi rendimiento profesional y no creo que lo haga, ya que en esta vida hay personas para todo). Ahora, amplifiquen la ideología de estas personas al estilo Mussolini o Hitler, Noriega o los grupos terroristas del momento ¿Se imaginan?, ¡es una catástrofe!, el que no seas capaz de abrir tu mente a nuevas posibilidades y no solo eso, sino que te empeñes en cambiar la mentalidad de otros y, además,  los censures y los humilles y los ultrajes por el hecho de que no piensen como tú, es una cosa terrible. Terrible... terrible... terrible.  Y es algo en lo que hay que poner mucha atención y creo que esta es la verdadera labor de un profesor: una educación sin fronteras o límites radicales, donde no se excluya o critique a las personas por no profesan las mismas costumbres. Pero, al parecer, esto no es lo que piensan la mayoría y, peor aún, lo más triste y reprochable, es el hecho de que aquellos profesores piensan que están en lo correcto ¿En serio? Es una lástima, pero eso es lo que abunda, no solo en mi bello país, sino en todo el mundo. Cometemos errores sin darnos cuenta, humillamos a otras culturas sin darnos cuenta, pisoteamos a la gente sin darnos cuenta y pisoteamos nuestra humanidad sin darnos cuenta.

Debemos entender que, sí, efectivamente, el planeta tierra es variedad en su esencia y que podemos mantener nuestras ideas en paralelo con las de otros, sin que esto signifique que debamos lavarles el cerebro o creer que es incorrecta su manera de pensar. Personalmente, abogo por la ideología de que cada quien es libre de amar u odiar o hablar a favor o en contra de lo que quiera. Lo-que-quie-ra. Mientras que esto no incurra en matar a nadie, en humillar moral, psicológica o físicamente a nadie o en hacer algo que vaya contra la voluntad de nadie. Es decir, si yo quiero ser homosexual, es mi problema, mientras que no viole o incite a nadie a mis prácticas o ande por la vida de exhibicionista, PERFECTO. Además está lo de los estereotipos porque me imagino que vendrá alguien y malinterpretará mi ejemplo de la homosexualidad, pues te equivocas, también creo que un heterosexual puede violar, ultrajar, humillar y ser exhibicionista. En fin, esto que digo no tiene raza ni credo ni clase social, etc. Es universal, el respeto ¡es universal!

El otro tema que quería mencionar, era el de las personalidades y esto va muy ligado con el atrofiado sistema que tenemos de enseñanza a nivel mundial. Se nos enseña que para llegar a la cima debemos llevarnos al infierno todo lo que se nos cruce por el frente, así tan así ¿Qué es esto? una estupidez, por supuesto. No tenemos porqué llevarnos a nadie por delante para ser exitosos, adinerados, respetados, etc., etc. No, hombre, si la cosa es así, vete a vivir a Marte porque la Tierra es de todos y las oportunidades también o, al menos, eso es lo que encontramos en los libros y en ideologías de hombres como Jesús, Mahoma, Buda, Confucio y sigue la lista. Y todos hablan de lo mismo: de razonar, de respetar, de sentido común. No obstante, en las escuelas se nos habla de competencia y no de sentido común. Esto me hace recordar algo que me dijo mi profesor de Diseño Arquitectónico cuando entré por primera vez a la universidad: "niña, para ser arquitecto no se necesita más que sentido común". Y qué inteligente, profesor, porque luego entendí que para vivir en paz con el mundo no se necesita más nada que sentido común. Lo más lastimoso, no lamentable, sino lastimoso... es que en la escuela se nos enseña a competir y no a tener sentido común y luego todo lo antes expuesto: no respetar la libertad de expresión, guerras absurdas, muertes... caos.

Ya sé que el mundo es selección natural, pero se supone que al culminar la etapa de oscurantismo de la Edad Media lo que se buscaba era un pensamiento más moderno, unificador, más justo (justicia no es lo mismo que igualdad). Y mirémonos, pleno siglo XXI y aún estamos igual de estancados o peor. Con respecto a las personalidades, lo pobres niños y jóvenes son los que sufren al tener que enfrentarse a este errado sistema de pensamientos ¿Cómo saben ellos qué es lo correcto si sus propios profesores son unos ineptos? No se puede así, al final de todo los más marginados son esos jóvenes que, además de tener familias rotas y que esto les cause un déficit en su comportamiento y personalidad, que son ya de carácter voluble, la sociedad los corrompe y luego nos quejamos de que son escoria ¿De quién es la culpa entonces? Espero que con esto al menos una persona piense antes de hablar y de censurar las ideas del resto o el que alguien no quiera o quiera ser o hacer algo. Un claro ejemplo es cuando le decimos a un niño de cinco años que está mal pintar un árbol de azul o un cielo de verde y, sin embargo, creemos que imponernos violentamente ante los demás sí está bien y, encima, les enseñamos que eso sí está bien. Qué irónico es todo esto.

La variedad es lo que hace a la vida INTERESANTE.

2 de enero de 2015

La rebelión del ser


           

           Alguna vez Antoine de Saint-Exupéry dijo: «Combatiré por la primacía del hombre sobre el individuo», partiendo de esta frase podemos calificar la era en la que estamos viviendo como la de la rebelión del ser, donde el individuo es el protagonista principal de una época donde se piensa que lo más significativo y verosímil es plantear razonamientos supuestamente inalienables, establecidos por medio de antivalores, siendo estos camuflados por la ególatra idea de la erudición suprema, como las nuevas máxima que debe obedecer el humano para encajar en la era actual, pensando que el fin justifica los medios. Este tipo de pensamiento excluye inconscientemente el concepto de conjunto: el ser como parte de un universo.
          El inconveniente de esta rebelión está en los principios que se están utilizando como guía, por ejemplo, según Mario Bunge, desde mediados del siglo XX en Europa de extendió un pensamientos basado en corrientes irracionalistas y  oscurantistas. De este modo, a medida que ha ido transcurriendo el tiempo, este pensamiento se ha extendido. La sociedad se ha sumergido en ideologías que no se fundamentan en visiones objetivas sobre cómo alcanzar un desarrollo humano inalienable y que tenga cimientos  en valores, concretos, que no hagan daño a la materia prima de la sociedad, ni a su cultura, ni al hombre como parte de esa sociedad.
         Estas corrientes de pensamiento han ido surgiendo de maneras deseiguales y variadas alrededor del mundo, por ejemplo, según el escritor Ernesto Sábato, desde que surgió el Renacimiento como movimiento cultural se comenzaron a ver cambios significativos en la consciencia social y surgen los ideales individualistas de la cultura. Luego, con la revolución industrial las maquinas comenzaron a ganar protagonismo en la vida de las personas. La evolución cultural desde entonces, ha sido mucho más apresurada, perdiéndose, de este modo, ciertos principios y procesos y ganándose otros.
La rebelión del ser está estrechamente relacionada con la fase evolutiva que ahora se conoce como posmodernismo. Las tendencias que caracterizan este movimiento filosófico, según historiadores, es la afinidad del hombre por el desarrollo individualista, dejando de lado, por ejemplo, la historia social. El individuo se preocupa desmesuradamente por el futuro y el presente. Esta corriente que se ha intensificado desde el siglo XX en adelante se ha extendido a más de un área específica de la vida: las artes, las ciencias, la economía, la historia, etc.
         Los problemas que acucian al hombre por estos días recaen principalmente en la forma en la que se ha desarrollado el pensamiento social. Las herramientas que se les proporciona a las persona carecen de un valor relevante para las máximas en las que, según los valores del antiguo mundo, debíamos apoyarnos. Esto, en principio, no es un comportamiento que debe afectar la conciencia social, pues, tal como otras corrientes, esta tiene una perspectiva desde la cual se le puede sacar provecho; el problema vendría a ser cómo manejamos toda esta nueva información y cómo la organizamos. La forma en la que se educa en la sociedad ha tomado un camino distinto del que debería llevar para poder cumplir satisfactoriamente con las características que, en un comienzo, se quería que tuvieran todos estos movimientos que surgen con el nuevo pensamiento del posmodernismo.
         La conciencia que se adquiere con esta rebelión de pensamientos y actitudes va muy ligada a la que el filósofo Frederick Nietzsche calificaba como nihilismo pasivo, donde se reconoce que los valores tradicionales (representados por la religión cristiana) han perdido su valides en la vida de las personas. En la nueva era el humano se preocupa mucho más por llevar a cabo una revolución tanto en su interior como en el exterior y es esta fuerza es la que lo lleva a perderse entre los intersticios de una realidad que podría calificarse como vacía y, como tal, carente de un sentido de pertenencia. La realidad, la sociedad y el pensamiento privan al individuo de ese sentido de propiedad. El ser humano, en un intento desesperado por convertirse en un ente que rompa con la cotidianeidad en la que vive hasta ese momento, va perdiendo su propia esencia.
         Esta rebelión se ha extendido en todas las direcciones posibles, por ejemplo, en el ámbito económico una de las corrientes comunes de esta época es el capitalismo moderno. En las últimas décadas podemos encontrar que números países han decidido cambiar su sistema económico y abrirse a las posibilidades que brinda este tipo de sistema social. También en las artes se puede ver claramente las nuevas tendencias que marcan las obras posmodernistas: filósofos como Nietzsche o Immanuel Kant, literatos como Jorge Luis Borges, Franz Kafka y Haruki Murakami caracterizan sus obras ―el comportamiento de sus personajes, sus peculiares formas de pensar y actuar― con el signo de la alienación; en la pintura y la música vemos, también, claramente marcadas estas tendencias: la enajenación del individuo, pérdida de la consciencia social, el humano es arrastrado sin poder poner límites u objeciones a una vorágine donde es desprendido de su personalidad para finalmente terminar perteneciendo a las masas, a los sistemas y comportamiento recurrentes de la nueva era. Es evidente que esta es una época que ha dejado marcas significativas en la sociedad, tanto en la historia como en la conciencia del humano que está viviendo esta serie de cambios. Cambios que para bien o para mal no pueden evitarse, pues estamos en carriles que solo tienen un sentido.
         La rebelión del ser es la muestra que da la humanidad de su indómita capacidad de querer sentirse uno solo, único; de su lucha por llegar a un estado de unanimidad, de volvernos uno y dejar atrás la vida en sociedad. La principal característica de esta lucha entre el ser y su entorno es que la persona no es ajena a la realidad en la que vive, es decir, se percata de los errores que comete, pero decide ignorarlos o, simplemente, cambiar su punto de vista para beneficiarse. Es así como el humano comienza a vivir en su propia injusticia y empieza a ser víctima de sus propios errores. La supuesta liberación que esto advierte es una falsa visión del mundo, ya que en una sociedad que no tiene límites para sus expectativas de desarrollo no puede haber una verdadera liberación.